dc.description.abstract | Traducir siempre se ha considerado una actividad inferior a escribir, porque durante siglos la teoría más generalizada era que traducir es reescribir un texto. Sin embargo, en los últimos años esa idea ha cambiado y traducir se ha empezado a entender como una actividad igual de original que la escritura. Lo mismo les ha pasado a las mujeres y a los pueblos colonizados, que siempre se han visto inferiores a los hombres y a la sociedad occidental. Así, se puede decir que la traducción y los estudios de género y poscoloniales van ligados. En este trabajo se pretende demostrar, de la mano de académicas como Susan Bassnet (1990), Luise von Flotow (1997, 2011, 2020), Gayatri Spivak (1988), Dora Sales (2006), Pilar Godayol (2000, 2019, 2020) u Olga Castro (2008, 2011, 2019), entre otras, la necesidad que hay de traducir teniendo en cuenta las perspectivas de las mujeres y de las subalternas. A través de la obra We should all be feminists (2014), de la nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie, se hará un estudio comparado de la traducción al castellano, de mano de Javier Calvo, y al gallego, de Moisés Barcia. Al tratarse de una obra con claro contenido feminista y antiimperialista, se tratará de analizar si los traductores han tenido en cuenta las perspectivas de género o no y si el traductor gallego ha resuelto de forma distinta al traductor castellano los problemas socioculturales, debido a que la historia de Galicia y Nigeria, y, sobre todo, la historia de sus mujeres, comparten muchas características. A partir de los trabajos de Alba Rodríguez García (2015) y Amparo Hurtado Albir y Lucía Molina (2002) el análisis se centrará en desviaciones morfosintácticas, léxico-semánticas, tipo-ortográficas y socioculturales. Además, se pretenderán analizar las omisiones y adiciones y proponer distintas soluciones con una perspectiva de género y poscolonial. | es |